"Yo te agradezco porque aquí estoy
vos sos mi única madre
con alma y vida yo defiendo tu jardín
Te agradezco aunque me voy avergonzando
con ser parte de la especie
que hoy te viola en un patético festín"
Madre hay una sola.
Bersuit
El pasado 20 de Noviembre el Congreso finalmente dio luz verde a la nueva Ley de Parques Nacionales que permitirá la caza dentro de estas reservas naturales hasta 2020. Esta medida, al igual que las prospecciones en aguas canarias, ha sido aprobada ante el rechazo de todos los grupos de la oposición.
Esta nueva legislación, sustituta de la
norma del 2007 que regulaba los 15 parques nacionales existentes en nuestro
territorio, supondrá entre otras medidas la ampliación en seis años del plazo
para la prohibición definitiva de las actividades cinegéticas en estas zonas de
especial conservación biológica.
Tanto los partidos de la oposición como las
organizaciones ecologistas y los propios directores de la mayoría de los
parques han criticado con dureza la ley ya que acusan al Gobierno de
desproteger estas reservas naturales, de dar acceso libre a la explotación económica
de las mismas y de socavar las competencias autonómicas referentes a la gestión
de los parques.
A todo esto se le suma la polémica enmienda
por la cual los propietarios de las fincas privadas que se encuentran dentro de
los parques puedan seguir organizando sus cacerías con fecha límite 2020. Esto
queda en entredicho pues sólo se llegará al fin de este tipo de actividad si se
llega a un acuerdo voluntario entre terratenientes y Estado.
A parte de los problemas derivados de las
actividades cinegéticas, nos encontramos con que el gobierno está más
preocupado por la apertura de los parques a actividades lúdicas y turísticas
que consigan atraer a un mayor número de visitantes, como por ejemplo la
navegación en Monfragüe, que por la propia conservación natural del mismo.
Otra vez más, queda patente el tipo de democracia
reinante en nuestro país, nula. Como viene siendo habitual el partido en el
poder aprueba, por sí solos, unas medidas que, en lugar de favorecer y defender
nuestro patrimonio cultural y natural que es único, parecen favorecer a los más
ricachones del país. ¡Queda claro cómo funciona la política! A golpe de
billetera.
Primero las prospecciones en Canarias, luego
esta nueva ley que afecta a los Parques Nacionales, a continuación la reserva
de gas en Doñana… ¿Qué será lo próximo? La realidad es que estas nuevas leyes,
para vergüenza de muchos, son una política encubierta de aniquilación
sistemática de nuestras joyas de la Corona ambiental. Estos lugares únicos que
han sido protegidos durante años ya que son un pequeño reducto de lo que un día
fueron, que cuentan con un siglo de historia conservacionista, visitados cada
año por 10 millones de personas y que
forman un espacio de vital conservación biológica con una extensión que apenas
alcanza el 0,7% de todo el territorio nacional han quedado finalmente indefensos ante las
actividades cinegéticas y las tropelías de unos cuantos señoritos que seguirán
usando sus cortijos como cotos de caza privados donde todo está permitido, eso sí,
previo pago.
“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado te darás cuenta que no puedes comer dinero.”
Un beso.
Noe
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