jueves, 4 de diciembre de 2014

Hablando de gigantes


Dicen que La Mancha es tierra de locos y soñadores, de gente sencilla, donde viven hidalgos de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una tierra de la que muchos no quieren acordarse, pero plagada de secretos y rincones mágicos.

Mucha gente piensa que La Mancha no es más que campo, y en parte no se equivocan, ya que la vid, el olivo y el cereal configuran gran parte del paisaje, pero también tenemos gastronomía, historia, ciudades mágicas y unas gentes que hay que conocer y descubrir.

Por todo ellos les invito a realizar conmigo un viaje por algunos de los sitios más impresionantes de nuestra religión. Hoy nos acercamos hasta Campo de Criptana con sus famosos molinos de viento.

Campo de Criptana es un pueblo muy pequeño, pero guarda el encanto de los pueblecitos típicos de La Mancha, su diseño y el colorido de sus casas, donde destaca el blanco y el azulete (de cal y añil), dibuja sus casas desde lo alto de los molinos, como un cuidado lienzo. Cabe destacar que fue el lugar de residencia de una de nuestras actrices y cantantes más famosas, la manchega universal, Sara Montiel.


Cuenta con uno de los lugares más icónicos de nuestra región, los famosos molinos de viento, signo y emblema de La Mancha. Estos han sido azotados por el viento, Don Quijotes y flashes durante siglos.

Estos molinos son pequeñas joyas arquitectónicas que dotan a la zona de un encanto particular y que la reseña que se hace de ellos en El Quijote los catapultó a la fama mundial.



El próximo día más y mejor.



S.O.S Parques Nacionales


 "Yo te agradezco porque aquí estoy
vos sos mi única madre 
con alma y vida yo defiendo tu jardín
Te agradezco aunque me voy avergonzando 
con ser parte de la especie
que hoy te viola en un patético festín"

Madre hay una sola.
Bersuit
   

   El pasado 20 de Noviembre el Congreso finalmente dio luz verde a la nueva Ley de Parques Nacionales que permitirá la caza dentro de estas reservas naturales hasta 2020. Esta medida, al igual que las prospecciones en aguas canarias, ha sido aprobada ante el rechazo de todos los grupos de la oposición.

   Esta nueva legislación, sustituta de la norma del 2007 que regulaba los 15 parques nacionales existentes en nuestro territorio, supondrá entre otras medidas la ampliación en seis años del plazo para la prohibición definitiva de las actividades cinegéticas en estas zonas de especial conservación biológica.

   Tanto los partidos de la oposición como las organizaciones ecologistas y los propios directores de la mayoría de los parques han criticado con dureza la ley ya que acusan al Gobierno de desproteger estas reservas naturales, de dar acceso libre a la explotación económica de las mismas y de socavar las competencias autonómicas referentes a la gestión de los parques.

   A todo esto se le suma la polémica enmienda por la cual los propietarios de las fincas privadas que se encuentran dentro de los parques puedan seguir organizando sus cacerías con fecha límite 2020. Esto queda en entredicho pues sólo se llegará al fin de este tipo de actividad si se llega a un acuerdo voluntario entre terratenientes y Estado.




  A parte de los problemas derivados de las actividades cinegéticas, nos encontramos con que el gobierno está más preocupado por la apertura de los parques a actividades lúdicas y turísticas que consigan atraer a un mayor número de visitantes, como por ejemplo la navegación en Monfragüe, que por la propia conservación natural del mismo.

  Otra vez más, queda patente el tipo de democracia reinante en nuestro país, nula. Como viene siendo habitual el partido en el poder aprueba, por sí solos, unas medidas que, en lugar de favorecer y defender nuestro patrimonio cultural y natural que es único, parecen favorecer a los más ricachones del país. ¡Queda claro cómo funciona la política! A golpe de billetera.
  Primero las prospecciones en Canarias, luego esta nueva ley que afecta a los Parques Nacionales, a continuación la reserva de gas en Doñana… ¿Qué será lo próximo? La realidad es que estas nuevas leyes, para vergüenza de muchos, son una política encubierta de aniquilación sistemática de nuestras joyas de la Corona ambiental. Estos lugares únicos que han sido protegidos durante años ya que son un pequeño reducto de lo que un día fueron, que cuentan con un siglo de historia conservacionista, visitados cada año por 10 millones de personas  y que forman un espacio de vital conservación biológica con una extensión que apenas alcanza el 0,7% de todo el territorio nacional  han quedado finalmente indefensos ante las actividades cinegéticas y las tropelías de unos cuantos señoritos que seguirán usando sus cortijos como cotos de caza privados donde todo está permitido, eso sí, previo pago.





“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado te darás cuenta que no puedes comer dinero.”

Un beso.
Noe